Evidentemente nunca habría visto esas fotos si no fuera de ese modo, de casualidad y clandestinamente y por la espalda, ella nunca se habría atrevido a enseñarme todo aquello, bien porque pensaba que no era de mi incumbencia o bien porque ella misma se abochornaba y lo hacía sólo por darle gusto a él o porque sabía que si nos enterábamos enseguida estallarían las carcajadas y las ironías y la fama de la que es imposible librarse después por mucha lejía que te eches por encima. Y allí estaba yo violando con sumo interés la intimidad de aquellas instantáneas privadas que en el fondo como mucho eran de bares, pero qué ambientes y qué compañías más sorprendentes, hay que ver las sorpresas que se lleva uno cuando menos lo espera. Y en ningún momento se me pasó por la cabeza sacarlo a la luz o echárselo en cara, simplemente me contentaba con saber que eso existía. Estudié su sonrisa frente a la cámara, inusualmente altiva y suficiente, dudando si era sincera y se lo estaba pasando bien o era la pose que a todos nos dedicaba y solamente hacía aquello porque a su pareja le encantaba que lo hiciera. Nunca nos comentaba nada, y observando aquello empecé a pensar que tal vez la persona que yo creía conocer sólo era una parte pequeñita del total, de un total que no tenía por qué gustarme y, me daba cuenta ahora, podía llegar a odiar. No tanto por lo que aparecía en el álbum, sino por ser Registro gratis badoo falsa.
Cuando bajaba por las escaleras aún con el pelo húmedo pera vestida de pies a cabeza y me preguntaba cómo llevaba lo de no fumar yo ya estaba asomado a la ventana sintiendo el aire helado de la calle Ibiza en la cara y tratando de tragar aquellas sensaciones sin que se me notara, sin que la mirara distinto o se me fuera la vista al rincón del crimen.
Después mientras se ponía el cinturón y yo arrancaba el coche no dejaba de pensar en ello. Había descubierto un secreto y ella lo ignoraba, y continuaba Crear cuenta badoo a salvo de las críticas o las ironías, o simplemente a salvo de las opiniones aunque no fueran despectivas, y yo tenía el poder de difundirlo y hundir su fama y su autoridad, y no lo iba a hacer, por supuesto, pero lo realmente importante es que en mi estima personal había caído en picado, quizás por no haber tenido la naturalidad suficiente para confesar todo aquello en su momento o directamente por habernos mentido los últimos años. Ahora había sacado la información por la puerta falsa y todo lo que me contara en los meses siguientes, conociendo la verdad, me sonaría a milonga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario